De el aire vacío de los fríos amaneceres, nacen las nieblas.Suben y bajan como nubes de algodón y envuelven los viejos álamos que duermen a la orilla del río.
Sobre la nieve, la niebla deja un sensación de vacío aún mayor, y solo los rayos del sol, escondidos, si se deciden a salir de su escondite,reconfortan nuestras ateridas manos.
Fotografía y Texto : Francisco Izquierdo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario